martes, 9 de diciembre de 2014

Conflictos más frecuentes del desarrollo afectivo

En esta ocasión quería hablaros de varios conflictos que os pueden presentar vuestros hijos/as para que podáis aprender a solucionarlos.
Lo más importante cuando nuestro pequeño/a nos presenta un conflicto es aprender a tener paciencia ya que nos está mostrando algo que le preocupa y, por tanto, debe notar nuestra comprensión y apoyo.

Los conflictos más comunes son:

regresiones: conductas que pertenecen a etapas evolutivas anteriores ya superadas.
En ocasiones vemos que muchos niños y niñas que tenían superado el control de esfínteres vuelven a tener "accidentes" una vez se incorporan a la escuela.
Como dije antes la clave es comprender la situación por la que está pasando el niño/a y no darle demasiada importancia. El niño/a jamás tiene que sentirse culpable.

celos: se producen por cualquier circunstancia que conlleva una experiencia de pérdida de la afectividad y la atención recibida hasta el momento.
Es una respuesta evolutiva NORMAL a ciertos cambios del entorno y constituye una parte de la vida del ser humano (en pocos casos resultan patológicos y requieren tratamiento). Es por esto que tampoco debemos darle más importancia de la que tiene sino buscar los momentos oportunos para hacer ver al pequeño/a lo mucho que le queremos y que sienta que recupera su espacio.
Por ejemplo cuando va a tener un hermanito/a es importante prepararle con tiempo a esta nueva situación, traerle un regalito a la vuelta a casa del hospital o dedicarle un día cada cierto tiempo (cada mes es factible) que sea especial para él.
En mi caso mi hija mayor tiene un día de chicas al mes en el que las dos solas dejamos en casa a su padre y a su hermanito y nos vamos a disfrutar del cine, del parque, de una merienda...

rabietas: igualmente constituyen una parte normal del desarrollo de los niños/as de 1 a 3 años y suelen desaparecer alrededor de los 4 años.
Son comportamientos coléricos (llorar, gritar, echarse al suelo y dar patadas...) mediante los cuales el niño/a muestra su frustración al no conseguir lo que desea.
hay otros factores que determinan su aparición: no haber dormido suficiente, tener hambre, encontrarse un rato incómodo con el pañal o estar enfermo.

¿Qué se puede hacer para evitar las rabietas?

- Evitar las situaciones que provocan frustración o que facilitan las rabietas: hambre, sueño...

- Establecer normas razonables coherentes y que se mantengan independientemente de QUIÉN esté al cuidado del niño/a.

- Mantener las normas para que el niño/a tenga claro dónde están los límites. No deben variar por el humor de los padres (bueno como hoy es fiesta déjale al niño que haga...) o de las circunstancias (como estamos en casa de.... )

- No reforzar los comportamientos disruptivos.

- Enseñarle a verbalizar sus sentimientos y expresar su frustración y su enfado de una manera educada.

- Siempre que sea posible ofrecer al niño/a la posibilidad de elegir entre varias opciones disponibles.

- Avisar al niño/a con tiempo cuando se vaya a producir un cambio en una actividad rutinaria, para que se vaya preparando y se haga a la idea.

Con estas pautas seguro que sobrellevamos situaciones complicadas que nos plantean nuestros seres más amados.

Hasta la próxima familia.


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